martes, 9 de diciembre de 2014

EL CLIENTE COMO INDIVIDUO

Nos orientamos a la solución de conflictos jurídicos, pero sin perder de vista que nuestros clientes son personas, y que muchas veces, por no decir en su mayoría, los conflictos se dan en el marco de un vínculo afectivo previo. No hay que olvidar, que el cliente ya de por sí viene afectado psicológica y anímicamente a nuestro estudio para solucionar el asunto de que se trate. De esta forma, no podemos escindir los diferentes ámbitos que componen al cliente afectado. Sea que se trate de un divorcio, un juicio de alimentos o un conflicto laboral, en la relación con un esposo, un hijo o un jefe siempre hay una carga de afectividad que un buen abogado debe entender y contener. Es por ello, que nuestra forma de emplazarnos en esta labor judicial es tomando todos los punto de vista del ser humano y entendiéndolo como un ser en su totalidad. En esta concepción, un cliente es más que un conflicto a solucionar, es un ser único e irrepetible, cuyas vivencias y desavenencias son propias de él y de su individualidad, y este tratamiento nos permite arribar a la mejor solución posible aplicable a su caso particular.